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Tono medio de las palmeras
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PVRIS convierte Boston en un homenaje vivo a White Noise

Diez años después de su lanzamiento, White Noise sigue siendo una pieza fundamental en la carrera de PVRIS, y la banda eligió celebrarlo donde todo se siente más auténtico: Boston. El show, realizado en Roadrunner, marcó un hito importante, ya que se trató del recinto más grande que el grupo ha encabezado en la ciudad. Rodeados de fans incondicionales, amigos cercanos y familiares —incluidos los padres de Lynn Gunn—, la noche estuvo cargada de emoción.


Photo by Erin Crowley
Photo by Erin Crowley

Más que un concierto convencional, la presentación se desarrolló como una experiencia de aniversario cuidadosamente diseñada. La producción visual tuvo un rol central, con una escenografía conceptual compuesta por objetos suspendidos que evocaban los temas del álbum, acompañados de un diseño de iluminación inmersivo que reforzaba la atmósfera y la identidad de White Noise.


El show se estructuró claramente en dos actos. El primero estuvo dedicado por completo a White Noise, interpretado de principio a fin, permitiendo al público reconectar con el disco que presentó a PVRIS al mundo. La segunda parte recorrió distintas etapas del catálogo de la banda, con canciones destacadas como “ANIMAL”, “Dead Weight” y “GODDESS”, reflejando la evolución sonora del proyecto a lo largo de la última década.



Uno de los momentos más comentados de la noche ocurrió cuando Lynn regresó al escenario usando la camiseta del equipo femenino de hockey Boston Fleet, gesto que desató la euforia del público local. La conexión entre la banda y la audiencia alcanzó su punto máximo durante una breve pausa, cuando Lynn expresó su entusiasmo por volver a casa, provocando varios minutos de ovación ininterrumpida mientras la banda observaba visiblemente emocionada.


Photo by Erin Crowley
Photo by Erin Crowley

Al cierre de la noche, quedó claro que White Noise es mucho más que un hito nostálgico. La energía no decayó en ningún momento, y el vínculo que se generó en el recinto confirmó por qué el álbum sigue resonando con fuerza diez años después. Lejos de limitarse a mirar al pasado, PVRIS reafirmó el impacto duradero de la era que lo inició todo, en una celebración a la altura de un disco que aún conserva un peso enorme.



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